jueves, 28 de febrero de 2008

Mundo interior




¿Cómo hacer que nuestro mundo interior, nuestro mundo personal empate con el mundo “real”?

Ésta operación no es nada sencilla. Quien la intente arriesga su tranquilidad interior, ya que el agua y el aceite no hacen buena mezcla, ni jamás a las ovejas se les ve en compañía de lobos. Querer forzar la unión de ambos mundos no es recomendable, ya que se desarrollan en planos opuestos, distintos, separados.

Normalmente cuando imaginamos o visualizamos ese “Mundo nuestro” pleno de horizontes de Amor y Evolución, se realiza en nuestro interior, en nuestra imaginación (perdón por redundar), es actividad que se lleva a cabo con sólo cerrar los ojos, y ya estamos en él. Por ello, cuidado cuando dices: “Mi mundo que he imaginado para mis padres, hermanos e hijos”, ellos tienen SU MUNDO INTERIOR PERSONAL. Por supuesto que tú, en el tuyo puedes visualizar a tus padres, a tus hijos, a tus hermanos, a tus amistades de la infancia. Pero, hay que ver si las personas que amamos, nos visualizan a nosotros en su mundo ideal, sería hermoso, más no siempre es así.

Cada ser tiene sus propios anhelos. “Tus hijos no son tus hijos, son hijos del anhelo de la vida”, dijo alguna vez Khalil Gibrán. Y es verdad, puedes elegir el nombre de tus hijos, puedes escoger la escuela donde vaya a aprender, puedes influir en su manera de vestir y de hablar, pero no puedes habitar su futuro, ni sus sueños, ni su mundo interior. Por consiguiente, podrás elegirle amistades, pero la persona de cual se van a enamorar, esa es una decisión totalmente de ellos.

En resumen, nuestros mundos, el “imaginario” y el “aparente”, no se tocan, ni se “empalman”, sin embargo, conviven en un solo ser, en un solo corazón fluyen los sentimientos que provocan ambos universos. El uno, invisible, intangible, incomprobable. El otro, tangible, crudo a veces, tierno en otras; predominante siempre a través de los cinco sentidos, que son el vehiculo para experimentarlo. El “imaginario” se nutre por medio del infinito canal de la mente, de lo mágico, y viene a ser el alimento verídico de nuestro espíritu, lo que nos hace despertar cada mañana y realizar, en ocasiones un esfuerzo supremo (reconozcámoslo), de ir a trabajar, de decir, de estar, de negar, de afirmar, de sobre llevar nuestra alma en esta dimensión, que asemeja una vecindad cósmica en ruinas, o el infierno de algún otro planeta. ¿Te lo haz planteado antes?

El mundo sutil está condenado, en ésta vida, a permanecer oculto bajo mis párpados. Puedo visitarlo en mis sueños, diseñarlo a mi antojo, modificarlo a mi capricho, pues en él soy el pequeño Dios creador. Poesía pura. Todo ahí es posible, y vuelo con una facilidad asombrosa al viajar a la velocidad del pensamiento. Tengo de compañeras a esferas de agua clara, del tamaño de un balón de fútbol, mientras atravieso nubes ellas me hablan con voz femenina: “Aquí estoy”, la voz de la princesa, mientras vibran cuando las toco con mis dedos y las penetro con mis pensamientos. El cerebro se ha trasladado bajo toda la piel, ya no reina en el penthouse. El corazón asoma por la boca y brinca de ella a jugar con un par de estrellas, si le da la gana. Arcoiris dobles que dibuje en mis sueños, se despliegan hacia lados opuestos para mostrar la senda de vuelo. Nada me detiene para encontrarla a ella. Al fin, la imagine así a ella. De belleza unánime y quieta entre un mar de rosas blancas esperando a su rey que llega como Peter pan: Volando desde un mundo lejano, que se creía hombre y es sólo un niño aprendiendo a amar. Aquí ya no puedo detenerme…El cielo truena y llueve, y graniza y tiembla la tierra, los animales braman, las nubes rosas, se vuelven rojas, luego negras, al final blancas y rosas otra vez. Adán y Eva nuevos. Y somos un solo ser ya. El círculo de la creación se completa, y el cosmos se contraerá, todo empezará de nuevo, con otro Big Bang.

Y volveré a sentir la ausencia de sus brazos en Nueva York y el eco de sus pasos lo extrañaré en Madrid, el aroma de las rosas me susurrará su nombre en Damasco, y la lluvia de Bosnia me traerá su recuerdo, en Estambul creeré que fue un sueño. La lejanía de un mundo ideal resonará en la muralla china. La veré caminar en Guanajuato. Pasará a mi lado en Mar de Plata. Escucharé su voz en Londres. Me tocará el hombro en una playa de Brasil. Todo en otros cuerpos y otros tiempos. Y todo empezará de nuevo. Cabalgaremos juntos las lunas llenas en Dakota, me hará un collar de jade en Xcaret. La amada del nauta fenicio. Seré alfarero y ella será el barro. El camino y el pie desnudo. Ella un lucero y yo un bandolero de estrellas.

1 comentario:

Ivy Miranda dijo...

si, si me lo había planteado en más de una ocasión y la verdad pensé que me había vuelto loca..., que bueno que hoy sé que no soy la única y que bueno también que cuando el día termina en este mundo (en el tangible, en el duro, en el cruel), podemos cerrar los ojos y entonces aparecen tu mano, tus palabras, tu magia y toda la maravilla que encierra 'mi mundo'...