martes, 19 de febrero de 2008

Cuestión de piel...


La primera vez que estuve con una Mujer, mi primera vez, fue a los 19 años. No fue planeado. Dicen que lo no planeado sale mejor. En aquella ocasión efectivamente así fue. Sentí miedo al enfrentar una intimidad tan íntima (Perdón por redundar). Todo fue un hallazgo hermoso. Sólo conocía el cuerpo femenino por los libros de Ciencias Naturales. Fue por amor. Iba del descubrimiento al asombro y de este a la maravilla en una penumbra donde sólo se recortaban la siluetas. Juntos creamos mundos todos nuevos. Galaxias y constelaciones inéditas. Su piel fue la plataforma de lanzamiento. Me acorde de mis juguetes. Pense en las quinceañeras, por aquello de la muñeca, me quise reir (o llorar). Cada sensación era nueva, insólita. Casi no hablamos (¿Para que? Si el silencio es de oro ). Aquella noche, con esa chica, comprendí la teoría de Albert Einstein y la dilación del tiempo. Mis manos parecían pájaros recién liberados, y mi boca no era mía, era tomada por asalto a cada momento. Le hice el amor con todo el corazón y vi las estrellas en su frente. Y por milesimas de segundo todo era cubierto por un fulgor repentino. Después supe que a eso se le llama éxtasis....

Tiempo después he tenido otras primeras veces. Se pobló de mundos diferentes mi universo. Y siempre fue la primera vez. No hay dos Mujeres iguales. Siempre se asombraron mi tacto y mi vista. Y siempre es condecorado el corazón cuando sabe entregarse. Amé con toda mi alma. Y fui dulce y fui tierno y fui pasión y alguna Mujer supó sacar de mi interior un huracán. Y fui locura y aprendí también a ser soledad... y a extrañar, y a hacerme a un lado. Aprendí a "dejar ir", a soltar, a liberar, a no atar. Ni a ser atado. Aprendí a vivir el momento.

A veces me arrepiento de aquel comienzo a los 19. Me hubiera gustado guardarme para cuando encontrara a la mujer de mi vida; a la que finalmente tuve en mis brazos, y me dijo que yo era el hombre de su vida por la manera que le hice el amor. Que mundo tan loco.

Hoy navego solo. Mi mar está quieto. Puedo explorar mi interior. Siempre es la primera vez. Las mujeres ya solamente pueden hacerme feliz. Estoy aprendiendo a envejecer, a ser Uno con mi soledad. Mis libros acompañan mi soledad. De repente ya es una multitud. Las canas ya pintan mis sienes, por herencia paterna, seré canoso prematuro. Ayer una chiquilla de 20 años las notó. Y estrené las riendas de mi corazón.

2 comentarios:

Ivy Miranda dijo...

Tu, como siempre, logras hacer que me transporte en el tiempo y recuerde muchas cosas lindas...gracias por eso.

Yo apenas estoy aprendiendo a soltar, a dejar ir y me está costando mucho trabajo, pero tu que ya lo manejas, te felicito, yo creo que esa es una de las cosas que hoy te da esa tranquilidad.

Recibe un abrazo enorme y que tengas otras tantas 'primeras veces'.

Anónimo dijo...

Hola Enrique, pues ya que me hiciste la invitacion aqui estoy visitando este espacio en el que nos muestras una parte de ti, de tu vida, de tu ser, de tu alma, gracias por eso.

Respecto a la ultima entrada, creo que siempre es la primera vez; pues ningun encuentro es igual a otro aunque sea con la misma persona, siempre habra algo nuevo por descubrir, por inventar, algo que nos sorprenda.

Lindos recuerdos!!!

Felicidades, me gusto mucho este espacio.

Hasta pronto