martes, 5 de febrero de 2008

"Con la brújula imantada"


De días a la fecha, siento que he perdido el rumbo. Siento navegar en un mar proceloso; a veces calmo y quieto, pero igualmente desorientador. Alguien apago las estrellas que ya no brillan para mi. Eran mi única guía. Mis noches no habían sido tan obscuras. Ni las mañanas tan pesadas. Me cuesta tanto empezar cada día al despertar. Otras veces me cuestiono si tendrá algún sentido continuar con esto. Con esta vida...

De repente, mientras voy en mi auto ("Amoroso", que tiene personalidad propia y merece un capitulo aparte), me asalta mi "Yo Interno" con cada pregunta: ¿Seremos fantasmas?, ¿Quizás no somos humanos?, ¿Tendré alma?, ¿Seré sólo un recuerdo en la mente de alguien más?... Un recuerdo que trabaja, que sueña, que odia, que se ríe, que a veces ama y que anhela.

Y apenas es martes y ya dándole al asunto existencial. Creo que va a ser un día largo. Hace días, mejor dicho, hace noches; que no sueño a mi Princesa de ojos azules. ¿Será que ya hasta ella me la quitan? O quizás se volvío realidad al cansarse de esperarme y tal vez algún día me la encuentre en una central camionera de provincia.... Todo es posible.

Lo que si estoy seguro es: que ya me canse de pelear: con todos, con mi padre, con Dios, conmigo mismo.... Que quede escrito que puse mi mejor parte, que puse mis dos mejillas para que me abofetearan. Que puse mi cara para que me escupieran. Y que ya no le tengo miedo a los bastonazos de mi padre. Sólo tengo dos mejillas.

Hay veces que tengo unas ganas cabronas de llorar. Y no me aguanto. Por eso lloro cuando estoy solo. Y nada está escrito.

Antier mire a una pareja de novios, adolescentes. Y recordé la vez que tuve una novia. Ella era dulce e inteligente, me amaba y yo a veces tambíen la amé. Su nombre era breve como su boca. Y su pelo una fiesta. No la valore. dos, tres veces, volvío. Era mía. Por aquello de: "Si amas algo dejalo libre...". Era verdad. Y aún la extraño. ¿Su nombre? Está seguro en mis labios.

Ayer mire a unas personas en viejos camiones, gente con rostros deveras tristes, se veían hambrientos, más que de comida, de amor. Y sentí un nexo grande, grande con ellos. Viajaban apretujados entre lonas enrolladas y animales. Un circo. Cuantas ganas de irme con ellos, de rogarles que me aceptaran. Así yo y mi corazón viviríamos al día. Dieron vuelta en un entronque polvoriento. Les dije adiós con la mano. Y mi corazón suspiro profundamente....

Recibe un abrazo, tú... que tu pelo es una fiesta... a la que ya no están invitados mis dedos.

1 comentario:

Ivy Miranda dijo...

A veces dan ganas de correr, pero por más que corramos no podemos huir de nosotros mismos, que pena , no?, a veces sería maravilloso no ser nosotros, ser otro, desprendernos y sobre todo cuando llegan los recuerdos que en vez de acompañarnos hacen nuestra soledad mas grande.
Gracias por tu visita a mi espacio y por tu hermoso mensaje, si corazón, la magia existe...
No dejes de sentir nunca, no dejes de amar nunca, debe haber en algún lugar una cabellera que está esperando tus dedos...
Un abrazo inmenso.

Ivy