Erase una vez

¿Cómo empezar?

Tuve en mis manos la dicha, no sé en que momento la perdí.
Tuve en mis manos una estrella, Mi estrella, no cualquier astro diminuto.
Tuve tiempo, todo el tiempo del mundo; hoy no recuerdo tal concepto.
Tuve ganas de todo; hoy quedan ganas de nada.
Tuve algo parecido a la paciencia...
Algo cercano a la Serenidad me cubrio como una aureola la cabeza.
Fui feliz y no lo sabía.

Brindo por todo y por todos.
Por las Rosas, por los arcoíris, por la gente honesta, por las Madres, por la buena música, la que me ecualiza el alma; me equilibra. Brindo por los perros, por los adornos de las ventanas de los setentas, por la Luna, por una buena mentira, por el esbozo de Amor; por las caricaturas de media noche que miramos los perdedores. Brindo por los prados y los ríos; por los oceanos y las lagrimas que no vienen cuando las llamo y a veces vienen sin querer. Brindo por los tratos a destiempo, por un Adios, por un Amor, el que tenía para dartelo a ti. Brindo hasta por el agua de cebada con enormes hielos nada potables. Que cursi me he vuelto.

Aún me sorprendo de mi mismo. No acabo de conocerme.
No quiero amarte. No así. Siempre te recordare.
Mi corazón anda en círculos. Yo ya no quiero. No puedo.
Ahora sé que ya no debo buscarte; debo esperarte.

¿Cómo continuar?

Se marchitan las Rosas, no las espinas; parecen eternas.
Mi primer disco de acetato fue de Eagles. Hotel California. Recientemente lo compre en CD y no me gusto. Busque mi viejo disco de 33 un tercio; la magia volvió. Escuchar el tiempo escondido en los surcos del vinil, New Kid in Town una delicia. Algún Dios menor estaba celoso de mi felicidad. Alguna vez lo tuve todo. A mis Padres, dinero en el banco y en la cartera, mi auto, mi hermano, mi perro, tiempo para la siesta, pretendientas, una novia... Ser guapo hubiera sido el colmo. Desde que murio mi madre no he vuelto a tomar limonada como la que ella me hacía.

¿Quieres más sinceridad? Ya estaría hablando de mis huesos y de médula osea. Que es lo único que me queda intacto. Todos los humanos y todos los seres vivos en general somos como puertas. A veces tocan e insisten y les dejamos pasar; otras nos forzan la chapa con adulaciones. Yo soy una puerta cerrada, sí, pero con la llave olvidada en la cerradura. Y así no puede andarse por este recochino mundo. He dejado entrar a mi corazón a cada persona.. que si les contara. Pero este es mi blog, haganse el suyo propio. ¡Ja! Sí, yo también he colaborado a estropear el mundo. Una vez tale un árbol, una vez mate una lagartija, me robe un cassette de The Sacados de la Soriana; me enamore de varias muchachas y de una maestra en la primaria. Aún lo hago, enamorarme de varias a la vez. Amo sólo a una (...A la vez).

Hay quienes me han dicho que debo arder en el Infierno. Siento por esta vida no complaceros; ya estoy ahí. Algunas personas me han hecho estar en el Purgatorio, así que el día que muera, me espera la Gloria. En el último arranque de Soberbia, la rechazaré. Andaré por ahí vagando entre la Tierra y El Cielo. Seré un No Muerto. Meteré solicitud para Ángel Caído. Todo queda en el pasado. Sólo revisaba en los cajones de mi alma, cosas que te quería contar a ti que lees.

¿Cómo terminar? No. Esto no se termina aquí. No ahora.