martes, 7 de octubre de 2008

Átame


Los ríos no se cansan de buscar el mar.
Uno se vuelven todos, al final.
Zumba la abeja al cortejar la flor. En la
Mañana desierta de terciopelo.
Está tan Alta la luna, ofendida reclama su astro perdido,
Impetuosamente explora la boveda celeste.
Adivina, hostia de plata donde ha venido a parar.


Yo te tenía que encontrar.
El mar no se cansa de esperar.
Mi estrella nunca deja de brillar.
Tú me llegarás a amar.
La noche no se cansa de cambiar.
Única y tenue.
Tus pasos son mi melodía.
Quiero conocer por su nombre,
A cada uno de tus cabellos.
Destino sea mi corazón de tus destellos.
Que me encadenen tus brazos a tu vida.
Ser el dueño de tu risa.
Yo tu principio, tú mi final.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Oh dios1 Tu forma de escribir me mueve fibras que jamas pense encontrar dentro de mi.

Se te nota que estas en un estado de catarsis, y eso es bueno porque significa encontrarnos con realidades mismas que no conociamos o que no nos habiamos dado cuenta q existian.

saludos