jueves, 9 de octubre de 2008

Alta traición


No sé como pude permitirlo.
Siempre te creí mi aliado
y ahora resulta que no.
Te creí un tierno gatito,
y resultaste un fiero león.
Agazapado en mi pecho
Llevaste el control.
No te importo
arrastrarme al dolor.
Me metiste en problemas
cientos de veces;
en tu juego de ser el rey
termine siendo el bufón.
Eres imán para la desgracia.
Me llevabas con los ojos
vendados por el camino
de la perdición.
Las cicatrices te van bien,
ganadas las tienes.
Las mías son visibles;
las tuyas no.
No me hables.... Corazón.
Las riendas, ahora,
las llevo Yo.

3 comentarios:

Dra. Kleine dijo...

Y si duele, habrá que buscar a alguien que sea doctor y abogado, que la traición a los interiores duele demasiado para encarcelar!

Anónimo dijo...

quisiera abrir mi cuerpo a tus deseos

Dra. Kleine dijo...

Anda pues!! que tu blog está siendo atrayente eh?