sábado, 25 de octubre de 2008

El viejo sirviente


Sabias palabras que encontre en mis exploraciones literarias. Desde la adolescencia estas tres palabras vinieron a mi encuentro significando un hermoso hallazgo en aquellas tardes que practicamente me encerraba en la Biblioteca del Calvario leyendo libros. Literalmente me tenían que correr a la hora de cerrar. Eran los noventas, ni siquiera había Internet, no para un mortal como yo.


Años después, estas mismas sabias palabras y yo nos reencontramos en alguna historia de cierto libro que compre. Aquella vieja leyenda del Rey que consulta a un sabio pidiendole una frase para guardar debajo del diamante en su nuevo y hermoso anillo; sólo a través de las experiencias aprendió la esencia de las sabias palabras transmitidas por el más viejo sirviente del castillo.


Siempre están en mi mente; siempre desde que las experiencias me las han tatuado a fuego en el alma. Por ello, cuando estoy contento, gozando y sonriente, mi risa se detiene y el deleite ya no lo es tanto al evocar esas palabras "Esto también pasará". En los momentos de desesperación, cuando he tenido enfermos a mis padres hospitalizados, con mi frente apoyada en la cama, vienen a mi esas palabras "Esto también pasará". Al obtener un triunfo laboral o en cualquier otro ámbito, vienen a mi esas palabras: "Esto también pasará". Cuando sobrepaso a alguien en alguna meta, cuando me ganan a mi, cuando me burlo de alguien, cuando alguien se burla de mi, cuando lloro, cuando me hacen llorar, cuando traigo la cartera vacía, cuando la traigo llena, cuando estoy con alguien agradable, cuando soporto a alguien que no me agrada, cuando me felicitan, cuando felicito, cuando tengo hambre y sed, cuando las sacío; cuando escucho mi canción favorita, cuando discuto, cuando no me comprenden, cuando no comprendo, cuando hiero a alquien que amo, cuando quien me ama me hiere; vamos, hasta cuando se pincha un neumático las aplico "Esto también pasará". El objetivo es que vengan a mi automáticamente, que no sea necesario llamarlas. Así mis ímpetus no se desbocan tan facilmente.


Creo que el viejo sirviente del rey, aquel que le transmitió las sabias palabras, era en verdad el mistíco. El Sirviente está en nuestro interior esperando que acudamos a él y dejemos de lado al infalible equipo de "Sabios" conformado por títulos universitarios, una posición social, dinero en el banco, amigos falsos, logros engañosos, la vanidad, la ira, el deseo de figurar y ser estimado... Ilusiones vanas y pasajeras que al final también pasarán. Tú y yo también pasaremos. Lo único eterno es ese viejo sirviente, ese anciano druida, aparece en distintas historias y con diferentes nombres y vestimentas; pero es siempre el mismo.... ataviado de estrellas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, checa esa frase:

Cuando hiero a alquien amo

Tal vez quisiste decir:

cuando hiero a alguien que amo

ojala y no te moleste mi observacion.