viernes, 9 de enero de 2009

El Jardín de la Doncella


Él: "Soy el aliento que no cesa en el desierto.
Incansablemente pregunto tu nombre a lo obscuro,
Y no respondes.... ¿Será que tú misma lo has olvidado?
Leve y silenciosa buscas los jardines de fuego.
Reposa sobre la piedra donde te nombro".

Ella: "Mi soñador es tierno como la hierba
Camina en mis recintos ocultando su hermosura.
Quizás hace mucho tiempo mis manos
Soñaron la tersura de tus manos.
Teje mi carne al celeste fulgor de su noche unánime...
La diosa lunar va tañendo en sus manos mi Nombre”.

Él: "Quizás mi niñez te soñaba
En la blancura de nueve altares, algún día
Derramaré en tu blanca piel el exilio...
La rosa de la lluvia.
Peregrina que viajas por mis días
Escapan de tu armonioso cuerpo las luciérnagas".

Ella: "Donde aguarda la otra luna espero
Al trovador que me sueña
Mi soñador siega flores tenebrosas
Tejo en mis manos la unánime
Canción de los cielos
Con el aliento de quien me sueña.
Entrégate a la preciosa ilusión
De sentirte nombrado por lo Divino
Pájaros que auguran al alma
La magia de los encuentros
Dibujarán tu rostro al caer la última página”.

Él: "Dime doncella el lugar exacto donde te impregnas
De perfumes, cuéntame de la extraña piedra
Que separa el tenebroso umbral
Donde alguien me pronuncia,
Entréganos al éxtasis de tu fe ciega
Que se ofrenda en holocausto.
Déjanos rendidos bajo la perfecta sombra
De sus eternas alas".

Ella: “Siento al soñador que hila mis perfumes
Siento la lágrima de su voz ablandando
Las piedras que rodean mi santuario
Siento mis flores cuando su música las penetra
Deseo su presencia que encienda
En poderosa luz la soledad de mi cuerpo”.

Él: La doncella muere de recuerdos, muere
De palabras, muere sin sospechar que mi presencia
Salva sus alas en el nocturno cielo del destierro
Auscultando el corazón de la niña que bebe
Sus lágrimas purificadas por el fuego de mi rostro.
Es el anhelo de la blanca niña
Que ha perdido su nombre.

Ella: Preparo para el ritual mi desnudez.
Ahora tus ojos me miran. Blande la espada,
Viajero ardiente, busca el punto débil.
Toco tus labios como la pura canción
En los recintos del alba.
Donde expiran las ardorosas tinieblas
Donde el reino corporal se levanta
Ocultando mis lunas adolescentes
Que te sueñan, tus resplandores son
La alegría en el centro de mis altares
Es la hora en que calladamente diré tu nombre...”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola
escribes muy bien, revela quien es tu amada...

Anónimo dijo...

hola!! te puedo solicitar ya que actualices tu pag, siempre te leo
y me gustan tus articulos solo que cada dia que entro no encuentro nada mas solo el 9 de enero ya tus lectores te pedimos algo mas

Anónimo dijo...

hermosa poesia, soñar, soñar con la amada o el amado es sublime; ¿que pasaria si los hicieramos realidad lo soportariamos?