sábado, 20 de septiembre de 2008

The passenger


Hay veces que una canción me viene a la mente y se está conmigo una semana. La tarareo, la saboreo, la canto, la declamo o la grito. Luego se va y viene otra canción. Y hay días en que no me visita ninguna. Sería arrogancia esperar que la vida fuera siempre música.

Hay veces que tengo días abundantemente aburridos. En que no hago absolutamente nada. Me transformo en Homo Zapping frente el televisor. O me aparto a la azotea buscando platillos voladores. Paso la mirada sobre mis libros. Doy una caminata haber si pesco un pensamiento que ande errante por ahí, y nada funciona. La ciencia de la vida consiste en aprender a aburrirse, disfrutarlo y superarlo. Aburrirse en el momento adecuado es signo de inteligencia.

Hay veces en que no me detengo, no paro de hacer cosas, de estar con personas hablando, haciendo, llevando, trayendo, subiendo, bajando, arreglando, poniendo, quitando, grabando... y así hasta la noche en que el sueño me encuentra. Debe uno aprender a borrarse.

Hay días en que soy procurado, amado, consentido, mimado. En cambio hay otros donde soy ignorado, olvidado. Hay días plenos de amor y hay otros carentes de él. Y hay que aprender a leer entre líneas. Entonces empiezas a entender cómo funciona el universo. Que nada es para siempre. Que todo pasará. Y uno también.

Somos algo que le sucede a la vida. Somos pasajeros en el sentido dual de la palabrilla... Pasamos, es decir, no perduraremos y a la vez, ocupamos un asiento de este tren, y cuando el boletero llega a nosotros encontramos nuestros bolsillos vacios e ignoramos durante todo el viaje que nadie trae boleto. Que ironía. Y nos sentimos dueños y amos del mundo. Si no somos dueños ni del suelo que pisan nuestros pies. Y yo que me siento ajeno en cualquier lugar. Cuando nadie es dueño de nada. ¿Y tú que posees?

Lo que nos queda es el tesoro de la experiencia. Recordar los resultados de ciertas combinaciones se logra hasta que logramos superar ciertas lecciones. ¡Ja, verso sin esfuerzo! La experiencia es un gran maestro que solemos ignorar olímpicamente. Es un duro mentor que no se apartará de nuestro lado jamás de los jamases. El hombre que más ha vivido no es aquél que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado la vida.

Mientras escribía esto, escuchaba a Iggy Pop cantando The Passenger una canción que habla de viajar ligero de equipaje. Viajar de noche, pasar de largo en las ciudades que destellan con sus luces, las ciudades copian el firmamento. Ser sólo eso... Pasajero. Creo que no he hecho otra cosa en mi vida. ¿Alguien en el espacio viajará entre las constelaciones, entre las galaxias, sin establecer su morada en ninguna estrella sin encontrar reposo para su corazón quebrantado? ¡Uf, que preguntota! Al final me doy cuenta que soy pasajero de mi mismo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola!!

Esta muy padre "Tha passenger" en verdad sabemos que solo estamos de paso en esta vida y muy pocos reflexionamos sobre nuestra estancia.

Saludos y que estes muy bien.
Betty