“Transformar a un príncipe en una rana no es nada extraordinario y se consigue con relativa facilidad. Cualquier malhumorado jefe de sección lo lleva a cabo a diario. Pero transformar a una rana en un príncipe, eso exige en alto grado arte o magia o amor”.
lunes, 5 de marzo de 2012
¿Me Quieres...? ¡Infinitamente!
Ahora te encontraré en el inalcanzable horizonte, seras distancia; nunca ausencia. En el sonido de los neumáticos en la carretera, en el atardecer, en una vieja canción. Hasta pronto Viejo mío. Ahora cuida tú de mi. Nunca te olvidare Padre. Fue un honor ser tu hijo. Volveremos a encontrarnos.
Don José León Bustamante Valdez (1933-2012)
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